El vacío está tan lleno que me asusta.
Porque no sé de dónde sale tanto relleno,
tanta discrepancia, tanta masa inútil.

Describir, necesitamos siempre describir. Porque si no lo hacemos sentimos que lo que nos pasa no es real. Nos zambullimos en un mar de palabras, nadamos como desesperados en letras que nos tajan la piel, nos sacan un poco de nuestro ser. No paramos de buscar, lo que necesitamos decir, y nunca va a ser suficiente, siempre vamos a nadar, nadar vamos a. Sin embargo nuestros ojos no van a poder encontrar la descripción de lo que habita en nuestra mente, no la veremos jamás, ella nos domina, la sentimos arriba nuestro manejándonos como títeres.

Es mi mente la que me controla. Es mi mente la que me hace creer que ella me controla. Es mi mente la que me hace pensar que me hace creer que ella me controla. Es mi mente la que me hace escribir que me hace pensar que me hace creer que ella me controla.

Tengo esa obsesión con lo pasado, los recuerdos. Como si yo fuera una serie de acontecimientos que sucedieron en un tiempo. Como si él me definiera. Ayer fui, hoy soy, y mañana quizás no sea. Pero el ser no depende de las horas, las horas no son mi existencia. Mientras respire, vivo. Mientras viva, soy. Y mientras sea, muero.