miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Quién me recordará? ¿Qué seré para este mundo? Somos tan diminutos e imperfectos. Y nuestra esencia dura como una ráfaga de viento. Nos transformamos en partículas y nos elevamos. La tierra es nuestra cama y al mismo tiempo nuestro entierro.

Quiero escribir, pero no sé qué. Últimamente siento que todo perdió el sentido. Como si algo atravesó mi mente y me vació completamente. Me miro al espejo y noto ese vacío, noto que no soy nada hoy y que lo que quiero ser está muy lejos de mi alcance. Es como si el futuro ahoga mi presente. Necesito una respuesta o tal vez algún indicio o pista, algo que me demuestre que no estoy loca, que puedo armar un camino para volar. ¿Cuánta cordura se necesita para ser no ser cobarde? Porque la locura no hace más que querer alejarme de todo. Tanto pesimismo. Depresión. Estupidez.

Odio esto. Odio esto llamado amor, que se te mete en el cuerpo y penetra tus huesos. Como una llamarada que te consume de dolor. ¿Quién puede evitar quemarse? ¿Quién sabe hacerlo? Pues, yo no. He trepado hasta la rama más alta del árbol, pendiendo de una débil hoja. ¿Cuánto tiempo soportará? Mis ojos ven que el abismo está rodeándome.